Ser joven en el siglo XXI —para los sectores medios— es, básicamente, ser estudiante mientras disfruta de las ventajas que le ofrece su ciclo vital. La institución escolar lo instituye como un ciudadano habilitado para formar parte de la comunidad adulta de su sociedad, construyendo su identidad desde la obtención de una titulación que, potencialmente o desde su imaginario, le permitirá “ser alguien en el futuro”. Este proceso constitutivo de identidad implica la acción de la escolarización y de toda otra experiencia formativa —familiar y societal— por la que es atravesado el sujeto, en tanto, los jóvenes “agencian” sentidos alrededor de diversos espacios2 en los que transcurren los grupos que conforma o de los que se distancia. En ellos ponen en juego relaciones de alto efecto emotivo pero de corta permanencia. En este diálogo de sentidos escolarizados y no escolarizados transitan las trayectorias vitales de los jóvenes..El ser joven en los sectores medios, actualmente, implica asumir obligaciones escolares, trabajo, alguna práctica deportiva o artística y, eventualmente, paternidad/maternidad. Desde su mirada, apelan a ser reconocidos por su heterogeneidad: pluralidad construida desde el grupo social de pertenencia en fusión con atributos articulados con “estar en la joda” o “ser responsable”

Comprender el sentido de “ser alumno”, desde los jóvenes actualmente escolarizado en el espacio educativo de nivel secundario.Específicos: -analizar las relaciones entre “ser alumno” desde las normativas y desde las prácticas cotidianas. -examinar las prácticas juveniles, el juego de relaciones y sentidos. -dilucidar el proceso de estructuración —de los jóvenes actuales— de las prácticas cotidianas escolarizadas