Los estudios existentes evidencian que quienes tienen trayectorias escolares con másdificultades son mayoritariamente los niños y jóvenes provenientes de hogares de bajos recursos, en contextos de alta vulnerabilidad social, y con menor capital educativo. Esta evidencia empírica disponible muestra que el tipo de institución escolar a la que acceden los alumnos ―es decir, la oferta educativa― también es un factor de peso en sus trayectorias y desempeños escolares (Tedesco y Tenti Fanfani, 2004; OREALC UNESCO y LLECE, 2010; Montes et al., 2011). En este contexto, se ha desplegado en el país un conjunto de estrategias de intervención estatal orientadas a promover la reducción de las brechas de desigualdad social y educativa. El conjunto de iniciativas que surgen con posterioridad al año 2003 reflejan una mayor centralidad del rol del Estado y la introducción de lógicas de corte universalista. Sin embargo, diversos estudios verifican que el alcance de estas intervenciones no ha sido igual en todas las regiones del país y que las formas de implementación y apropiación de estas políticas también ha sido dispar en los distintos contextos jurisdiccionales y locales. Un estudio realizado por este equipo y otras investigaciones indican que incluso el diseño y los modelos de implementación de algunas de estas iniciativas limitan seriamente las posibilidades de establecer estrategias diferenciadas en los distintos territorios, restándoles potencialidad y cercenando el impacto específico en las poblaciones destinatarias (Gluz y Rodríguez Moyano, 2013;Arcidiácono, 2010; Cortes, 2012;Steinberg et al., 2013;Pautassi, 2003 y 2007).