Con la creación de la Carrera de Psicología en la UBA en 1957 se delimita un campo disciplinario y varios campos profesionales. Uno de ellos el de los psicólogos. Otro, el de los profesores universitarios en Psicología. Entre 1965 y 1976, la matrícula de candidatos a Licenciados en Psicología superó las expectativas iniciales, en tanto que la del profesorado, no sólo no se desplegó, sino que - al decir de varios de los entrevistados - ni siquiera se conocía su existencia. Es posible atribuir ese desconocimiento a problemas de difusión, pero, sobre todo a la escasa intención de incorporarse al sistema educativo y a la educación no formal frente a la elección de dedicarse a las prácticas clínicas. Los profesores - al igual que los licenciados - relatan que debieron batallar por condiciones de acceso al campo ocupacional frente a otros profesionales ya instalados en él, egresados de los institutos de profesorado no universitario o sin título. Se ha avanzado en la revisión tanto de expectativas individuales como de itinerarios de formación para incorporarse a las tareas específicas de enseñar, a las particularidades que asumieron los contenidos y las prácticas de transmisión que con capitales específicos, lógicas propias, criterios de producción particulares conforman un corpus de conocimientos particular. Se dedicó especial atención a las acciones que desplegaron aquellos considerados maestros por quienes fueron sus discípulos y a los motivos por los que los ubican en esa categoría. Con el sostén metodológico de la historia oral, se reconocen experiencias particulares y compartidas, prácticas en común y estilos que organizaron una forma de ser Profesores en Psicología, que marcó formas de actuar e interactuar, de organizar nuevos conocimientos y rituales en el marco de una institución educativa que intentó a la vez exclusividad cognitiva y acreditación profesional